Hay estudios que hablan de los pacientes en las unidades de
cuidados intensivos y de cómo se sienten.
Los pacientes refieren desamparo y temor. Algunos pacientes
tienen miedo a morir, al dolor y a la incertidumbre de la situación. O tienen
miedo de moverse en la cama debido a los tubos, aparatos, heridas… Con
frecuencia se sienten frustrados por su incapacidad para comunicarse cuando
están intubados. Los pacientes con enfermedades críticas a menudo son dejados
desnudos o parcialmente expuestos. Están impotentes y privados de su identidad.
Los profesionales que cuidan de los pacientes críticos
pueden anticiparse a los sentimientos del paciente y apoyar la independencia
del mismo. La educación acerca de la naturaleza del instrumental puede
disminuir los miedos a dañarse a él mismo.
No debe sacrificarse la intimidad y la falta de ella, no
debe justificarse por la intensidad de la situación del paciente.
El profesional que cuida de ellos debe recordar la
complejidad que rodea a la enfermedad crítica. Las necesidades fisiológicas
tienen prioridad pero es muy importante considerar los factores psicológicos
del paciente.
La enfermedad crítica produce una pérdida de la autoimagen
familiar y tiene un gran impacto sobre la autoestima. Son pacientes que quizás
necesiten adaptarse a la pérdida de salud, la pérdida de un miembro, una
desfiguración o la necesidad de un cambio de estilo de vida. Estos cambios
pueden provocar dolor, y los pacientes puede que respondan a estas pérdidas
experimentando ciertas fases.
El primer estadio es el shock, el paciente puede que no
colabore debido a que esté proyectando dificultades sobre los procedimientos,
el equipo y el personal del hospital. En este estadio, es posible que el paciente
se preocupe más por el equipo que se utiliza que por el diagnóstico que aún no
ha aceptado.
La negación puede tener efectos positivos, ya que puede
proteger al paciente contra el impacto emocional de la enfermedad y ahorrar
energía al restarle preocupación. En este momento, el personal sanitario debe
funcionar como un oyente no crítico y ofrecer únicamente la información que él
reclame.
El estadio de conciencia se caracteriza por un intento de
retomar el control. Los pacientes pueden expresar culpabilidad por su
enfermedad o lesión, intentando de esta manera asumir los hechos.
En ocasiones, el paciente puede ser exigente o mostrar
signos de inhibición. Los dos signos son indicadores de enfado hacia los demás
o hacia sí mismo. Como profesionales no debemos discutir con el paciente.
En el estadio siguiente, la restitución, el paciente puede
verbalizar miedos acerca del futuro. Se ponen en marcha nuevos comportamientos
que reflejan nuevas limitaciones. Se experimenta tristeza, y los episodios de
llanto pueden ser frecuentes. El paciente puede reorganizar sus relaciones con
la familia y los amigos.
La resolución, el último estadio, implica el cambio de
identidad. El paciente puede empezar a pensar en la enfermedad como una
experiencia evolutiva. Las limitaciones se aceptan como consecuencias y no como
defectos.
Los pacientes con enfermedades críticas utilizan
estrategias para mantener o aumentar el
sentido de esperanza durante un suceso vital. Pueden emplear imágenes de
distracción, agradables, de actividades de apoyo. Puede expresarse una
convicción de que es posible un resultado positivo. Las prácticas y creencias
espirituales que permiten al paciente trascender el sufrimiento facilitan su
enfrentamiento con la circunstancia.
Debido al aumento del empleo de equipos técnicos, y la
gran cantidad de máquinas y dispositivos que rodean al paciente, el contacto
humano disminuye y a veces nos fijamos más en lo que le rodea que en él mismo.
El contacto físico es una forma de comunicación y un
comportamiento al brindar cuidados. El miedo, el dolor y estrés agudo pueden
aumentar la necesidad de contacto de una persona, el contacto puede disminuir la percepción del
dolor y la ansiedad.
Es importante tener en cuenta también la capacidad
sensorial de estos pacientes. Normalmente, las personas seleccionan los
estímulos que son más aceptables para ellas. Sin embargo, durante la enfermedad
crítica, el paciente no tiene control de elección del ambiente y de sus estímulos,
y en muchas ocasiones no tienen capacidad de respuesta, por lo que corren un
gran riesgo de experimentar problemas sensoriales.
Los síntomas de la pérdida sensorial son ilusiones,
delirios, alucinaciones, inquietud y pérdida de la noción del tiempo. El
personal de enfermería valora si los síntomas están relacionados con
alteraciones psicológicas o físicas.
La restricción de movimientos, una zona de cuidado de
pacientes sin ventanas, una luz monótona y la falta de estímulos pueden
ocasionar pérdida sensorial.
Cuidados de enfermería:
En cuanto a la comunicación:
-
Hablar a los pacientes.
-
Mantener un contacto físico adecuado
(puntuales), como cogerle la mano, poner una mano en el hombro, etc.
-
Animar a
la familia a que interaccionen con ellos, y les hablen aunque estén sedados.
-
Cuando estén despiertos pero intubados, utilizar
pizarras u otros dispositivos (tablas con letras o dibujos) para comunicarnos
con ellos. Comprender que son situaciones difíciles para ellos, que a veces
conllevan mucho tiempo de práctica, por lo que debemos animarlos y no hacer
comentarios que puedan herirles o desanimarlos a comunicarse.
Descanso:
-
Intentar en la medida que sea posible planificar
períodos de descanso que permitan un sueño interrumpido de 2 horas.
-
Bajar el volumen de los monitores lo máximo
posible (teniendo en cuenta que deben ser audibles por el personal si hubiera
algún evento importante).
-
Deben disminuirse las luces para facilitar la
distinción entre el día y la noche y promover los ritmos biológicos.
Orientación del paciente:
-
Tener relojes y calendarios a la vista de los
pacientes que les ayuden a orientarse en el tiempo.
-
El personal y la familia debe hablar con ellos y
reorientarles en el tiempo y espacio (decirles qué día es, hora, estación del
año…).
Seguridad:
-
Presentarnos siempre ante los pacientes.
-
Informar al paciente de las técnicas que se le
van a realizar.
-
Resolver todas las dudas tanto del paciente como
de la familia.
-
Mostrarnos accesibles.
-
Trasmitir empatía: no juzgar a pacientes ni
familia, respetar las decisiones, escucha activa,…
Todo esto enriquece los cuidados que como personal
sanitario podemos ofrecerle a un paciente crítico y a su familia, que están
viviendo los peores momentos de su vida.
"Curar a veces, aliviar a menudo, consolar SIEMPRE"
Stinson Kidd P. Cuidados del paciente con enfermedad crítica: consideraciones sobre el paciente, la familia y los cuidados de enfermería. En: Rayón Valpuesta E, editora. Enfermería clínica avanzada. Atención a pacientes agudos. Madrid: Síntesis; 1992. p. 525-549